ASPECTOS HISTORICOS DE NUESTROS PUEBLOS DE LA COSTA ORIENTAL DEL
ESTADO FALCON.
Por: Sr. Ramón Rivero.
Cronista del Municipio Monseñor Iturriza.
Justo un año después del descubrimiento de la Costa Firme del Nuevo Mundo en 1498 por el Almirante Cristóbal Colón, llega otra expedición de españoles comandada por Don Alonso de Ojeda. Le acompañan, entre otros. Juan de la Cosa, cosmógrafo muy distinguido en la época, y Américo Vespuccio, cuyo oficio de geógrafo le dio la oportunidad de explotar a su favor estos descubrimientos, al punto de llamar entonces al nuevo continente recién descubierto Tierras de Américo o América, tal como se conoce oficialmente hoy.
Esta expedición inicia su recorrido de Este a Oeste por nuestras costas empezando en el Mar de las Perlas, entre la Península de Paria y la Isla de Margarita, Ojeda va visitando todas las ensenadas y tomando nota de los otros accidentes geográficos que van apareciendo en su recorrido.
Después de atravesar el Golfo Triste los expedicionarios llegan a una hermosa bahía que les llama poderosamente la atención por la seguridad que ofrecen sus tranquilas aguas, protegida además por islotes de arena. Al acercarse a tomar costa los sorprende un ataque con flechas y dardos por parte de los aborígenes que los rechazan. Este hecho marcará el primer encuentro armado entre europeos y nativos que registra nuestra historia en la temprana edad del Descubrimiento.
Ojeda y su gente salen todos maltrechos, con un hombre menos y muchísimos heridos por las armas de los indios. Se mantendrán en las cercanías hasta reponerse de los daños recibidos. Para recordar el sitio y el hecho. Ojeda bautizará el lugar con el nombre de Puerto Flechado.
Mas tarde, Ojeda, en su segunda expedición de 1502, tomará a Puerto Flechado como referencia en instrucción que le da a su sobrino Pedro Ojeda, también navegante, en el rescate de una carabela extraviada a lo largo de la costa recién descubierta. De estos acontecimientos de Puerto Flechado darán noticias los primeros cronistas de las Indias, entre ellos Martín Fernández de Navarrete, quién además describe el sitio con “casas y castillos” y lo identifica con nuestro Chichiriviche. En este caso. Posiblemente nuestros visitantes tomaron las formaciones rocosas del cerro de Chichiriviche, verticales a causa de la erosión y vistas a distancia por el flanco acantilado del norte de dicho Cerro, por estas imágenes fantásticas, y así relataron esta especie novedosa.
Estas exageraciones de mezclar fabulas con realidades fueron comunes entre los que escribieron los primeros relatos de las Indias Occidentales. Así conseguiremos referencias de tribus de gigantes, de enanos, o de gentes muy orejudas que dicen haber visto en las tierras del nuevo continente.
Martín Fernández de Enciso, Abogado en la Española para la época, conquistador y cronista, compañero y asesor de Ojeda, nos sitúa justamente en el lugar donde se localizaba Puerto Flechado. Dice Enciso su Summa Geografica, que “del cabo del Golfo de Alfojar al Cabo que esta sobre Puerto Flechado, que se llama Tucuraca, hay 80 leguas. Esta Tucuraca en 9 grado y medio, en medio queda el cabo Isleos y antes dél están Puerto Solo y Puerto Caña Fistola, y después dél esta Puerto Flechado que tiene muchos Isleos ante si”. (Chichiriviche se sitúa en 10º 56 de latitud norte).
Tres décadas más tarde, la Corona Española en manos de Carlos V, le otorgará a la compañía alemana Welser, mediante capitulación, la Gobernación de la Provincia de Venezuela, que comprendía todo el territorio a lo largo de la costa descubierta por Ojeda y cuyo nombre, Venezuela, ya había sido dado, también por Ojeda, a las rancherías de los nativos encontradas a la entrada del Lago de Maracaibo, cuyas viviendas construidas dentro del agua sobre estacas le hizo recordar a la tripulación que lo acompañaban la ciudad italiana de Venecia, queriendo decir así Pequeña Venecia. Este nombre de Venezuela lo ostentamos desde entonces y lo conservamos como propio de nuestro País.
En esa ocasión, los Welser vinieron, por supuesto acompañados de gente española para formar gobierno. Entre estos nombres estuvo un capitán de nombre Martín de Arteaga. Vizcaíno, quién tomo parte activa en la vida política durante los primeros 50 años de la ciudad de Coro. Fue uno de los primeros pobladores que acompañaron al Gobernador Ambrosio Alfinger en 1520.
Don Martín de Arteaga forma parte del primer Cabildo instalado en la ciudad en 1529 con el cargo de Regidor, luego acompaña a Felipe de Hutten en 1541 en su expedición en busca del Dorado. Continúa en Coro formando parte del Cabildo de la Ciudad y/o ejerciendo responsabilidades con los distintos gobernadores que se suceden y, en 1576, cuando la capital de la Provincia se traslada a Caracas. Martín de Arteaga es Teniente y Justicia mayor en la ciudad de Coro.
El Obispo Jerónimo Ballesteros, en carta al Rey Felipe II, fechada el 20 de Octubre de 1550, recomendaba para Alcalde de “Borburata, que se dice Nuestra Señora de la Concesión, a Martín de Arteaga, por que este a hecho mucho bien y buenos tratamientos a los Indios comarcanos a Borburata y tiénenle mucho amor”.
A Don Martín de Arteaga. Por sus servicios a la Corona se le dará en los primeros repartos de tierra de la Provincia recién fundada., las sabanas situadas a ambas márgenes del Río Tocuyo, cerca de su desembocadura y en el año de 1594, a su hijo el Teniente Juan de Arteaga, se le confirmará la posesión de estas tierras, donde a la fecha tiene, “un haziento de atto de bacas Y Yeguas, que de esta Banda de Parabachoa y río del Tocuyo, que se entiende al presente tiene poblado el dicho Juan de Arteaga un atto, Casas Y Corrales… Y así mesmo el Sitio de otro hatto de bacas e Yeguas mulas y cavallos de la otra banda del río del Tocuyo y del estero que llaman de San Juan Y el dicho ganado Come en las sabanas que allí ay que se entiende todas las Savanas que ay desde dicho estero asta la boca del río del tocuyo Y Sabanas que corren desde dicho estero Y boca del río del tocuyo asta el puerto que llaman de chichiriviche que es donde el dicho Gobernador (Diego Osorio) Se desembarcó Y las que ay desde la otra banda del camino de la Salina y camino que se lleva desde el dicho Su atto asta la entrada de la montaña de Umicasanare (Sanare) y más las Savanas que están de esta banda del estero que llaman de Don Pedro donde al presente tienen Sus yeguas de garañon que es el asiento que llaman el atto Viejo equiruba con todas las sabana que ay en aquella comarca…”
Esta posesión de tierras le es confirmada al Teniente de Contador y Alcade Ordinario de la ciudad de Coro, Don Juan de Arteaga, por el Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela. Don Diego Osorio, quien obedeciendo las Cédulas Reales, una fechada en El Pardo el primero de Octubre de 1591 y la otra fechada en San Lorenzo el 2 de Octubre de 1593, así lo expresa en documento fechado en Coro el 27 de Agosto de 1594.
Este documento en cuestión, cuyo fotostato tengo en mi poder gracias a la atención que me hiciera mi buen amigo Eduardo Ginés, excelente geneologista e investigador, está fechado el 21 de Julio de 1594, donde dice Juan de Arteaga que estas tierras las poseyó su padre y las compartió con el “ â mas de Sinquenta años “.
Don Juan de Arteaga, en su Hato situado entre el estero y el Rió Tocuyo, que es el asiento central de su posesión, tiene allí sus instalaciones para los quehaceres de sus crianzas y brinda además otras atenciones a terceras personas “ya que los pasaxeros que por allí pasan se les hace buen ospedaje Y se les da buen abiamiento para sus viajes”. Este sitio, de paso obligado de las personas que viajan de Oriente a Occidente y viceversa, más la gente que trabaja río adentro en los valles y montañas cortando maderas o atendiendo sus sembradíos, que sube y baja por el rió, fue lugar de encuentro para el intercambio comercial y propicio para que otras personas se establecieran allí o en sus cercanías dando origen al pueblo que en principio se llamó Río Tocuyo o Río de Tocuyo de Barlovento, nombrado así tal vez para diferenciarlo de la ciudad de El Tocuyo, fundada ya río arriba en 1545 por Juan de Carvajal.
Mas tarde, en el año de 1608 vemos en las actas de los Cabildos Eclesiásticos de la Catedral de Coro. En fecha 11 de Enero y 31 de Diciembre, respectivamente, donde se trata de unas maderas para la construcción de la Catedral que suministraría el mismo Juan de Arteaga a pedimento del Doctor Gaspar de Ribera Matajudios, Maestro de Arquitectura y Carpintería de dicha obra.
En el año de 1620. en actas de estos Cabildos Eclesiásticos, nos encontramos con el señor Francisco de Arteaga (hijo de Juan de Arteaga) está suministrando las maderas que habían sido contratadas a su padre desde Río Tocuyo, y allí hay un dato muy interesante de que el “el padre Juan Sánchez, cura del aquel pueblo”, se encargaría de su traída a Coro.
Como vemos, ya existe un Pueblo llamado Río Tocuyo y con Cura propio además, y aparece en escena Francisco de Arteaga, hijo de Juan de Arteaga y nieto de Martín de Arteaga , uno de los primeros pobladores de la ciudad de Coro.
Los Arteaga ya para estas últimas fechas mantenían su dominio a medias en las tierras que le fueron concedidas en propiedad: tienen allí dentro de lo suyo un pueblo con autoridades oficiales, civiles y eclesiásticas. Hay mucha gente trabajando en las montañas de las riberas del Río Tocuyo y ellos tienen que compartir espacio con los demás. Además existen otros propietarios de haciendas que explotan cacao, caña de azúcar, ganados y todo lo que allí se puede dar. Al frente, hacia la mar tienen un excelente puerto, Chichiriviche, que le propicia sacar a otros mercados los productos de la zona y al fin terminan por ser unos hacendados más entre los otros.
Habrá luego otro Francisco de Arteaga, un poco antes de 1710, por cuya muerte heredará su madre Estefanía Morales, otras tierras en el Valle de Cariagua (San Luis de la Sierra). Finalmente este Francisco de Arteaga, biznieto de Martín de Arteaga, será el último de esta dinastía.
En las relaciones Geográficas de 1788 se dice del “Pueblo que llaman del Río Tocuyo fundado inmediato a su ribera distante del mar 2 leguas y de esta ciudad (Coro) 5 y ½ hornadas de carga, en dicho pueblo hay una Parroquia, y cura propio cuya vecindad se compone de algunos Indios, Españoles, pardos y negros a cuyo curato esta agregado el Pueblo de los Indios Mapubares”….
En 1773, cuando Don Mariano Martín Obispo de Caracas y Venezuela del Consejo de su Majestad, hace su visita pastoral a este pueblo, a 4 de Abril, se le nombra San Miguel del Tocuyo.
El informe de la visita de Don Mariano dice: “según se colige, fue Doctrina o pueblo de Indios. Ahora hay pocos y los más vezinos son sambos, negros, mestisos y blancos… y como no se ha encontrado testimonio que manifieste que este pueblo fue de indios algunos presumen que siempre ha sido pueblo de españoles que se establecieron acá por motivo de comodidad del comercio de mulas y tráfico de una gran parte de esta provincia y camino de Caracas a Coro y proporción para el comercio, pues de la mar no dista más de una legua corta…. este pueblo en lo espiritual pertenece a la Vicaría de Coro y en lo temporal a aquella Ciudad y sus Alcaldes”.
Cuando se refiere a la Iglesia dice que es “de bahareque sencillo casi del todo arruinada”. Y existe una “imagen de San Miguel, obra de talla”, que posiblemente fue traída por los Padres Capuchinos en 1712, cuando estos fundaron el pueblo de la Misión La Divina Pastora de Mapubares. Esta imagen de San Miguel y la Divina Pastora se conservan en la actual iglesia del Tocuyo, y ambas veneradas como compatronos de la población.
De esta visita pastoral del Obispo se dice que existían en el pueblo mil seiscientos cincuenta y tres almas de las cuales confirmaron mil doscientas setenta y ocho. También se hace una observación de que en las afueras del pueblo (se supone que en haciendas y estancias) vivían unas cuarenta familias que sumaban noventa y ocho personas.
Tengo en mi poder fotocopia del original de una matricula o padrón que levantó el Padre Blas Antonio Azuaje, cuando fue Cura propio del pueblo de San Miguel del Río Tocuyo en el año de 1761, concretamente esta fechado el 2 Julio.
Dice el Padre Azuaje haber visitado 114 hogares donde vivía la feligresía del pueblo, “en la que consta haver seiscientas Y sesenta y seis almas en toda esta feligresía sin haverse dejado ninguna por matricular y así mismo haver recogido 451 cédulas de comunión y de confirmación 49 = quedando los restantes & Párvulos que son 176”.
Es de notar que esta matricula los apellidos como Sambrano, Arias, Lugo, Arteaga, Ortega, Colina, Sánchez, Torres, a menudo se encontraban repetidos entre las familias existentes, hoy después de casi dos siglos y medio encontramos este mismo fenómeno dentro de la población actual.
El Padre Azuaje deja constancia de que algunas familias tienen entre sus miembros uno que otro esclavo a su servicio, pero hay casos como la familia del Capitán Nicolas de Quevedo, casado con Cecilia Arias y con siete hijos que posee veinticinco esclavos.
En la hacienda Agua Viva, de Don José Antonio Zarraga, hay varias familias de esclavos casados entre sí y con hijos cuya suma llega a 48 personas, y Don Nicolas Colina, en Sanare tiene diecinueve esclavos.
A este respecto dejo acá una frase del doctor Guillermo Morón: “El esclavo fue la primera y más perfecta máquina usada por el hombre, como que era el hombre mismo”.
Bien sabemos, que el régimen de esclavitud en Venezuela estuvo vigente hasta 1854, cuando fue abolido por decreto del entonces Presidente de la República José Gregorio Monagas.
El pueblo de San Miguel del Tocuyo o Tocuyo de la Costa (su nombre actual), fue, sin duda, el de mayor importancia en la costa oriental del hoy Estado Falcón para principios del siglo XVIII. En todos sus alrededores se daba alguna actividad importante que hacer, bien fuera agrícola, de cría, de explotación de maderas ó comercial.
La ciudad de Coro así como las Islas de Curazao y Bonaire, se beneficiaron bastantes con los productos de esta zona. Vemos como en principio se comerció con maderas, bestias, ganados y frutos. La vasta producción de las montañas y valles del Río del Tocuyo y las sabanas del Puerto de Chichiriviche, sumada a la facilidad de comunicación marítima inmediata a través de este puerto favoreció estas actividades, ya que Coro y sus alrededores, dada la aridez de sus terrenos, tenía poco que ofrecer.
Este movimiento en toda la comarca, de producción e intercambios de mercancías motivó a que se establecieran en los contornos del pueblo de San Miguel del Tocuyo, en sitios convenientes, otros pueblos: Boca del Tocuyo que nace de la necesidad de un lugar para el acopio de maderas y productos agrícolas que se sacan de las montañas por el cauce del río para ponerlos en la costa y facilitar su embarque inmediato a otros puertos; Chichiriviche es el puerto ideal que reúne todas las condiciones de maniobrabilidad al abrigo de los vientos y con buen fondo para permitir la entrada a sus playas de embarcaciones de gran envergadura. A través de él se hizo el más importante intercambio de mercancía de esta zona.
Humboldt, calificó el Puerto Chichiriviche como “muy espacioso”, y Codazzi, con gran optimismo expresa en su Geografía de Venezuela editada en 1842, “será entonces cuando el hermoso puerto de Chichiriviche se poblará, con la concurrencia de buques que allí se dirijirán a cargar los frutos de unas tierras vírgenes extensas”, refiriéndose a las feraces tierras de los valles y montañas del Río Tocuyo.
Acá, en Chichiriviche, la afluencia de gentes, especialmente del oriente venezolano, fue muy importante. Al principio se ocuparon de la explotación pesquera combinada con la extracción del producto de las salinas de Cayo Sal. Estas gentes se sumaron a las que vinieron ocupando la franja de la playa más acá de la desembocadura del Río Tocuyo, que huyéndole a las crecidas frecuentes de este río se habían establecido en estos lugares considerados como más seguros.
Para mediados del siglo antepasado estos dos pueblos ya gozaban de cierta importancia y ostentaban sus autoridades locales, dependiendo del Gobierno Nacional o Regional según el caso.
A principios del presente siglo llegó a estos nuestros pueblos una oleada de gentes labradoras del interior del Estado, especialmente de la Península de Paraguaná y de la costa coriana. Venían huyéndole a la hambruna que azotó al país por la sequía del año doce. Aquí hallaron hogar para sus familias y tierras para sus labranzas y así, incorporadas al medio, en cierta forma ayudaron a implantar de manera definitiva el cultivo del coco (coco nucifera) que resultó un gran acierto ya que la gran parte de la economía actual nuestra se debe a esta planta.
…..
El 8 de Mayo de 1986, la Asamblea Legislativa del Estado Falcón, creó el “Municipio Autónomo Monseñor Iturriza”, con cuyo nombre se honra al Obispo Emerito de Coro Francisco José Iturriza, con más de cuatro décadas al servicio del Estado Falcón. Este nuevo Municipio Tiene como capital a Chichiriviche, y sus parroquias son los pueblos aledaños de Tocuyo de la Costa y Boca de Tocuyo y cuenta con 907 kilómetros cuadrados de superficie, dentro de la cual se localiza el refugio Silvestre de Fauna Cuare y el Parque Nacional Morrocoy.
Chichiriviche, Octubre del 2005
Ramón Rivero Montañez
Cronista Municipal
FUENTES
Altolaguirre y Duvale, Don Ángel. Relaciones Goagraficas de la Gobernación de Venezuela. 1767 – 68.
Codazzi, Agustín. Geografía de Venezuela, Editada en 1842.
Federman, Nicolas de. Narración del primer viaje de Federman a Venezuela. Traducción del Doctor Pedro M. Arcaya.
Fernández Encizo Martín. Summa Geograficas.
Fernández de Navarrete, Martín. Noticias Históricas de los Descubrimientos.
Gabaldón Márquez, Doctor Joaquín. Muestrarios de Historiadores Coloniales de Venezuela.
Gasparini, Arq. Graziano. Arquitectura Colonial de Coro.
Hill – Peña, Doctor Anibal. Geografía Económica del Estado Falcón.
Marrero, Marisol. Chichiriviche, ¿Primer Pueblo Fundado en Tierra Firme?.
Martí, Obispo Mariano. Documentos Relativos a su Visita Pastoral de la Diócesis de Caracas. 1771 – 84.
Morón, Doctor Guillermo. Historia de Venezuela.
Oviedo y Baños, José. Historia de la Conquista y población de a Provincia de Venezuela.
Fotocopia del Titulo de Propiedad de las Sabanas de Chichiriviche dado a Juan de Arteaga en el año de 1594 por Don Diego Osorio. (En mi poder).
Fotocopia del Padrón o Matricula del Pueblo de San Miguel del río Tocuyo en el año 1761 hecho por el Padre Blas Antonio Azuaje. (En mi poder).
Justo un año después del descubrimiento de la Costa Firme del Nuevo Mundo en 1498 por el Almirante Cristóbal Colón, llega otra expedición de españoles comandada por Don Alonso de Ojeda. Le acompañan, entre otros. Juan de la Cosa, cosmógrafo muy distinguido en la época, y Américo Vespuccio, cuyo oficio de geógrafo le dio la oportunidad de explotar a su favor estos descubrimientos, al punto de llamar entonces al nuevo continente recién descubierto Tierras de Américo o América, tal como se conoce oficialmente hoy.
Esta expedición inicia su recorrido de Este a Oeste por nuestras costas empezando en el Mar de las Perlas, entre la Península de Paria y la Isla de Margarita, Ojeda va visitando todas las ensenadas y tomando nota de los otros accidentes geográficos que van apareciendo en su recorrido.
Después de atravesar el Golfo Triste los expedicionarios llegan a una hermosa bahía que les llama poderosamente la atención por la seguridad que ofrecen sus tranquilas aguas, protegida además por islotes de arena. Al acercarse a tomar costa los sorprende un ataque con flechas y dardos por parte de los aborígenes que los rechazan. Este hecho marcará el primer encuentro armado entre europeos y nativos que registra nuestra historia en la temprana edad del Descubrimiento.
Ojeda y su gente salen todos maltrechos, con un hombre menos y muchísimos heridos por las armas de los indios. Se mantendrán en las cercanías hasta reponerse de los daños recibidos. Para recordar el sitio y el hecho. Ojeda bautizará el lugar con el nombre de Puerto Flechado.
Mas tarde, Ojeda, en su segunda expedición de 1502, tomará a Puerto Flechado como referencia en instrucción que le da a su sobrino Pedro Ojeda, también navegante, en el rescate de una carabela extraviada a lo largo de la costa recién descubierta. De estos acontecimientos de Puerto Flechado darán noticias los primeros cronistas de las Indias, entre ellos Martín Fernández de Navarrete, quién además describe el sitio con “casas y castillos” y lo identifica con nuestro Chichiriviche. En este caso. Posiblemente nuestros visitantes tomaron las formaciones rocosas del cerro de Chichiriviche, verticales a causa de la erosión y vistas a distancia por el flanco acantilado del norte de dicho Cerro, por estas imágenes fantásticas, y así relataron esta especie novedosa.
Estas exageraciones de mezclar fabulas con realidades fueron comunes entre los que escribieron los primeros relatos de las Indias Occidentales. Así conseguiremos referencias de tribus de gigantes, de enanos, o de gentes muy orejudas que dicen haber visto en las tierras del nuevo continente.
Martín Fernández de Enciso, Abogado en la Española para la época, conquistador y cronista, compañero y asesor de Ojeda, nos sitúa justamente en el lugar donde se localizaba Puerto Flechado. Dice Enciso su Summa Geografica, que “del cabo del Golfo de Alfojar al Cabo que esta sobre Puerto Flechado, que se llama Tucuraca, hay 80 leguas. Esta Tucuraca en 9 grado y medio, en medio queda el cabo Isleos y antes dél están Puerto Solo y Puerto Caña Fistola, y después dél esta Puerto Flechado que tiene muchos Isleos ante si”. (Chichiriviche se sitúa en 10º 56 de latitud norte).
Tres décadas más tarde, la Corona Española en manos de Carlos V, le otorgará a la compañía alemana Welser, mediante capitulación, la Gobernación de la Provincia de Venezuela, que comprendía todo el territorio a lo largo de la costa descubierta por Ojeda y cuyo nombre, Venezuela, ya había sido dado, también por Ojeda, a las rancherías de los nativos encontradas a la entrada del Lago de Maracaibo, cuyas viviendas construidas dentro del agua sobre estacas le hizo recordar a la tripulación que lo acompañaban la ciudad italiana de Venecia, queriendo decir así Pequeña Venecia. Este nombre de Venezuela lo ostentamos desde entonces y lo conservamos como propio de nuestro País.
En esa ocasión, los Welser vinieron, por supuesto acompañados de gente española para formar gobierno. Entre estos nombres estuvo un capitán de nombre Martín de Arteaga. Vizcaíno, quién tomo parte activa en la vida política durante los primeros 50 años de la ciudad de Coro. Fue uno de los primeros pobladores que acompañaron al Gobernador Ambrosio Alfinger en 1520.
Don Martín de Arteaga forma parte del primer Cabildo instalado en la ciudad en 1529 con el cargo de Regidor, luego acompaña a Felipe de Hutten en 1541 en su expedición en busca del Dorado. Continúa en Coro formando parte del Cabildo de la Ciudad y/o ejerciendo responsabilidades con los distintos gobernadores que se suceden y, en 1576, cuando la capital de la Provincia se traslada a Caracas. Martín de Arteaga es Teniente y Justicia mayor en la ciudad de Coro.
El Obispo Jerónimo Ballesteros, en carta al Rey Felipe II, fechada el 20 de Octubre de 1550, recomendaba para Alcalde de “Borburata, que se dice Nuestra Señora de la Concesión, a Martín de Arteaga, por que este a hecho mucho bien y buenos tratamientos a los Indios comarcanos a Borburata y tiénenle mucho amor”.
A Don Martín de Arteaga. Por sus servicios a la Corona se le dará en los primeros repartos de tierra de la Provincia recién fundada., las sabanas situadas a ambas márgenes del Río Tocuyo, cerca de su desembocadura y en el año de 1594, a su hijo el Teniente Juan de Arteaga, se le confirmará la posesión de estas tierras, donde a la fecha tiene, “un haziento de atto de bacas Y Yeguas, que de esta Banda de Parabachoa y río del Tocuyo, que se entiende al presente tiene poblado el dicho Juan de Arteaga un atto, Casas Y Corrales… Y así mesmo el Sitio de otro hatto de bacas e Yeguas mulas y cavallos de la otra banda del río del Tocuyo y del estero que llaman de San Juan Y el dicho ganado Come en las sabanas que allí ay que se entiende todas las Savanas que ay desde dicho estero asta la boca del río del tocuyo Y Sabanas que corren desde dicho estero Y boca del río del tocuyo asta el puerto que llaman de chichiriviche que es donde el dicho Gobernador (Diego Osorio) Se desembarcó Y las que ay desde la otra banda del camino de la Salina y camino que se lleva desde el dicho Su atto asta la entrada de la montaña de Umicasanare (Sanare) y más las Savanas que están de esta banda del estero que llaman de Don Pedro donde al presente tienen Sus yeguas de garañon que es el asiento que llaman el atto Viejo equiruba con todas las sabana que ay en aquella comarca…”
Esta posesión de tierras le es confirmada al Teniente de Contador y Alcade Ordinario de la ciudad de Coro, Don Juan de Arteaga, por el Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela. Don Diego Osorio, quien obedeciendo las Cédulas Reales, una fechada en El Pardo el primero de Octubre de 1591 y la otra fechada en San Lorenzo el 2 de Octubre de 1593, así lo expresa en documento fechado en Coro el 27 de Agosto de 1594.
Este documento en cuestión, cuyo fotostato tengo en mi poder gracias a la atención que me hiciera mi buen amigo Eduardo Ginés, excelente geneologista e investigador, está fechado el 21 de Julio de 1594, donde dice Juan de Arteaga que estas tierras las poseyó su padre y las compartió con el “ â mas de Sinquenta años “.
Don Juan de Arteaga, en su Hato situado entre el estero y el Rió Tocuyo, que es el asiento central de su posesión, tiene allí sus instalaciones para los quehaceres de sus crianzas y brinda además otras atenciones a terceras personas “ya que los pasaxeros que por allí pasan se les hace buen ospedaje Y se les da buen abiamiento para sus viajes”. Este sitio, de paso obligado de las personas que viajan de Oriente a Occidente y viceversa, más la gente que trabaja río adentro en los valles y montañas cortando maderas o atendiendo sus sembradíos, que sube y baja por el rió, fue lugar de encuentro para el intercambio comercial y propicio para que otras personas se establecieran allí o en sus cercanías dando origen al pueblo que en principio se llamó Río Tocuyo o Río de Tocuyo de Barlovento, nombrado así tal vez para diferenciarlo de la ciudad de El Tocuyo, fundada ya río arriba en 1545 por Juan de Carvajal.
Mas tarde, en el año de 1608 vemos en las actas de los Cabildos Eclesiásticos de la Catedral de Coro. En fecha 11 de Enero y 31 de Diciembre, respectivamente, donde se trata de unas maderas para la construcción de la Catedral que suministraría el mismo Juan de Arteaga a pedimento del Doctor Gaspar de Ribera Matajudios, Maestro de Arquitectura y Carpintería de dicha obra.
En el año de 1620. en actas de estos Cabildos Eclesiásticos, nos encontramos con el señor Francisco de Arteaga (hijo de Juan de Arteaga) está suministrando las maderas que habían sido contratadas a su padre desde Río Tocuyo, y allí hay un dato muy interesante de que el “el padre Juan Sánchez, cura del aquel pueblo”, se encargaría de su traída a Coro.
Como vemos, ya existe un Pueblo llamado Río Tocuyo y con Cura propio además, y aparece en escena Francisco de Arteaga, hijo de Juan de Arteaga y nieto de Martín de Arteaga , uno de los primeros pobladores de la ciudad de Coro.
Los Arteaga ya para estas últimas fechas mantenían su dominio a medias en las tierras que le fueron concedidas en propiedad: tienen allí dentro de lo suyo un pueblo con autoridades oficiales, civiles y eclesiásticas. Hay mucha gente trabajando en las montañas de las riberas del Río Tocuyo y ellos tienen que compartir espacio con los demás. Además existen otros propietarios de haciendas que explotan cacao, caña de azúcar, ganados y todo lo que allí se puede dar. Al frente, hacia la mar tienen un excelente puerto, Chichiriviche, que le propicia sacar a otros mercados los productos de la zona y al fin terminan por ser unos hacendados más entre los otros.
Habrá luego otro Francisco de Arteaga, un poco antes de 1710, por cuya muerte heredará su madre Estefanía Morales, otras tierras en el Valle de Cariagua (San Luis de la Sierra). Finalmente este Francisco de Arteaga, biznieto de Martín de Arteaga, será el último de esta dinastía.
En las relaciones Geográficas de 1788 se dice del “Pueblo que llaman del Río Tocuyo fundado inmediato a su ribera distante del mar 2 leguas y de esta ciudad (Coro) 5 y ½ hornadas de carga, en dicho pueblo hay una Parroquia, y cura propio cuya vecindad se compone de algunos Indios, Españoles, pardos y negros a cuyo curato esta agregado el Pueblo de los Indios Mapubares”….
En 1773, cuando Don Mariano Martín Obispo de Caracas y Venezuela del Consejo de su Majestad, hace su visita pastoral a este pueblo, a 4 de Abril, se le nombra San Miguel del Tocuyo.
El informe de la visita de Don Mariano dice: “según se colige, fue Doctrina o pueblo de Indios. Ahora hay pocos y los más vezinos son sambos, negros, mestisos y blancos… y como no se ha encontrado testimonio que manifieste que este pueblo fue de indios algunos presumen que siempre ha sido pueblo de españoles que se establecieron acá por motivo de comodidad del comercio de mulas y tráfico de una gran parte de esta provincia y camino de Caracas a Coro y proporción para el comercio, pues de la mar no dista más de una legua corta…. este pueblo en lo espiritual pertenece a la Vicaría de Coro y en lo temporal a aquella Ciudad y sus Alcaldes”.
Cuando se refiere a la Iglesia dice que es “de bahareque sencillo casi del todo arruinada”. Y existe una “imagen de San Miguel, obra de talla”, que posiblemente fue traída por los Padres Capuchinos en 1712, cuando estos fundaron el pueblo de la Misión La Divina Pastora de Mapubares. Esta imagen de San Miguel y la Divina Pastora se conservan en la actual iglesia del Tocuyo, y ambas veneradas como compatronos de la población.
De esta visita pastoral del Obispo se dice que existían en el pueblo mil seiscientos cincuenta y tres almas de las cuales confirmaron mil doscientas setenta y ocho. También se hace una observación de que en las afueras del pueblo (se supone que en haciendas y estancias) vivían unas cuarenta familias que sumaban noventa y ocho personas.
Tengo en mi poder fotocopia del original de una matricula o padrón que levantó el Padre Blas Antonio Azuaje, cuando fue Cura propio del pueblo de San Miguel del Río Tocuyo en el año de 1761, concretamente esta fechado el 2 Julio.
Dice el Padre Azuaje haber visitado 114 hogares donde vivía la feligresía del pueblo, “en la que consta haver seiscientas Y sesenta y seis almas en toda esta feligresía sin haverse dejado ninguna por matricular y así mismo haver recogido 451 cédulas de comunión y de confirmación 49 = quedando los restantes & Párvulos que son 176”.
Es de notar que esta matricula los apellidos como Sambrano, Arias, Lugo, Arteaga, Ortega, Colina, Sánchez, Torres, a menudo se encontraban repetidos entre las familias existentes, hoy después de casi dos siglos y medio encontramos este mismo fenómeno dentro de la población actual.
El Padre Azuaje deja constancia de que algunas familias tienen entre sus miembros uno que otro esclavo a su servicio, pero hay casos como la familia del Capitán Nicolas de Quevedo, casado con Cecilia Arias y con siete hijos que posee veinticinco esclavos.
En la hacienda Agua Viva, de Don José Antonio Zarraga, hay varias familias de esclavos casados entre sí y con hijos cuya suma llega a 48 personas, y Don Nicolas Colina, en Sanare tiene diecinueve esclavos.
A este respecto dejo acá una frase del doctor Guillermo Morón: “El esclavo fue la primera y más perfecta máquina usada por el hombre, como que era el hombre mismo”.
Bien sabemos, que el régimen de esclavitud en Venezuela estuvo vigente hasta 1854, cuando fue abolido por decreto del entonces Presidente de la República José Gregorio Monagas.
El pueblo de San Miguel del Tocuyo o Tocuyo de la Costa (su nombre actual), fue, sin duda, el de mayor importancia en la costa oriental del hoy Estado Falcón para principios del siglo XVIII. En todos sus alrededores se daba alguna actividad importante que hacer, bien fuera agrícola, de cría, de explotación de maderas ó comercial.
La ciudad de Coro así como las Islas de Curazao y Bonaire, se beneficiaron bastantes con los productos de esta zona. Vemos como en principio se comerció con maderas, bestias, ganados y frutos. La vasta producción de las montañas y valles del Río del Tocuyo y las sabanas del Puerto de Chichiriviche, sumada a la facilidad de comunicación marítima inmediata a través de este puerto favoreció estas actividades, ya que Coro y sus alrededores, dada la aridez de sus terrenos, tenía poco que ofrecer.
Este movimiento en toda la comarca, de producción e intercambios de mercancías motivó a que se establecieran en los contornos del pueblo de San Miguel del Tocuyo, en sitios convenientes, otros pueblos: Boca del Tocuyo que nace de la necesidad de un lugar para el acopio de maderas y productos agrícolas que se sacan de las montañas por el cauce del río para ponerlos en la costa y facilitar su embarque inmediato a otros puertos; Chichiriviche es el puerto ideal que reúne todas las condiciones de maniobrabilidad al abrigo de los vientos y con buen fondo para permitir la entrada a sus playas de embarcaciones de gran envergadura. A través de él se hizo el más importante intercambio de mercancía de esta zona.
Humboldt, calificó el Puerto Chichiriviche como “muy espacioso”, y Codazzi, con gran optimismo expresa en su Geografía de Venezuela editada en 1842, “será entonces cuando el hermoso puerto de Chichiriviche se poblará, con la concurrencia de buques que allí se dirijirán a cargar los frutos de unas tierras vírgenes extensas”, refiriéndose a las feraces tierras de los valles y montañas del Río Tocuyo.
Acá, en Chichiriviche, la afluencia de gentes, especialmente del oriente venezolano, fue muy importante. Al principio se ocuparon de la explotación pesquera combinada con la extracción del producto de las salinas de Cayo Sal. Estas gentes se sumaron a las que vinieron ocupando la franja de la playa más acá de la desembocadura del Río Tocuyo, que huyéndole a las crecidas frecuentes de este río se habían establecido en estos lugares considerados como más seguros.
Para mediados del siglo antepasado estos dos pueblos ya gozaban de cierta importancia y ostentaban sus autoridades locales, dependiendo del Gobierno Nacional o Regional según el caso.
A principios del presente siglo llegó a estos nuestros pueblos una oleada de gentes labradoras del interior del Estado, especialmente de la Península de Paraguaná y de la costa coriana. Venían huyéndole a la hambruna que azotó al país por la sequía del año doce. Aquí hallaron hogar para sus familias y tierras para sus labranzas y así, incorporadas al medio, en cierta forma ayudaron a implantar de manera definitiva el cultivo del coco (coco nucifera) que resultó un gran acierto ya que la gran parte de la economía actual nuestra se debe a esta planta.
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El 8 de Mayo de 1986, la Asamblea Legislativa del Estado Falcón, creó el “Municipio Autónomo Monseñor Iturriza”, con cuyo nombre se honra al Obispo Emerito de Coro Francisco José Iturriza, con más de cuatro décadas al servicio del Estado Falcón. Este nuevo Municipio Tiene como capital a Chichiriviche, y sus parroquias son los pueblos aledaños de Tocuyo de la Costa y Boca de Tocuyo y cuenta con 907 kilómetros cuadrados de superficie, dentro de la cual se localiza el refugio Silvestre de Fauna Cuare y el Parque Nacional Morrocoy.
Chichiriviche, Octubre del 2005
Ramón Rivero Montañez
Cronista Municipal
FUENTES
Altolaguirre y Duvale, Don Ángel. Relaciones Goagraficas de la Gobernación de Venezuela. 1767 – 68.
Codazzi, Agustín. Geografía de Venezuela, Editada en 1842.
Federman, Nicolas de. Narración del primer viaje de Federman a Venezuela. Traducción del Doctor Pedro M. Arcaya.
Fernández Encizo Martín. Summa Geograficas.
Fernández de Navarrete, Martín. Noticias Históricas de los Descubrimientos.
Gabaldón Márquez, Doctor Joaquín. Muestrarios de Historiadores Coloniales de Venezuela.
Gasparini, Arq. Graziano. Arquitectura Colonial de Coro.
Hill – Peña, Doctor Anibal. Geografía Económica del Estado Falcón.
Marrero, Marisol. Chichiriviche, ¿Primer Pueblo Fundado en Tierra Firme?.
Martí, Obispo Mariano. Documentos Relativos a su Visita Pastoral de la Diócesis de Caracas. 1771 – 84.
Morón, Doctor Guillermo. Historia de Venezuela.
Oviedo y Baños, José. Historia de la Conquista y población de a Provincia de Venezuela.
Fotocopia del Titulo de Propiedad de las Sabanas de Chichiriviche dado a Juan de Arteaga en el año de 1594 por Don Diego Osorio. (En mi poder).
Fotocopia del Padrón o Matricula del Pueblo de San Miguel del río Tocuyo en el año 1761 hecho por el Padre Blas Antonio Azuaje. (En mi poder).
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