EL FAROLOU
(El espanto del que nunca quiso hablar
Domingo Gómez)
Sucedió muchos años atrás en un
pequeño caserío llamado Flamenco al oeste del pueblo de Chichiriviche, la luz
artificial aun no había llegado en la comunidad y esa noche parecía mas oscura
de lo normal, no se veía ni un alma y el silencia era temerosa.
El pueblo de Chichiriviche quedaba a
unos cinco kilómetros del caserío por los que los trabajadores acostumbraban
marcharse antes de caer la noche, había también unos bares con muchachas muy
bonitas que solían atender a los clientes muy bien, era inevitable que los días
viernes después del trabajo los hombres de la región acudieran para tomarse
unos palitos de aguardiente y pasar un rato agradable, otros en cambio entre
copas y copas llegaban al extremo de emborracharse.
Ese día fue el caso de Domingo Gómez,
que luego de tomarse varias copas lo agarro la noche y decidió marcharse a su
casa, algunos amigos y compadres que compartían con el, le gritaban de una manera burlista ¡Compadre que le pasa
ya esta borracho! ¡No se valla mi amigo que ya vienen las mujeres!, haciendo
caso omiso, recogió sus cosas y se marcha acompañado solo con una carterita de
aguardiente que había comprado en la mañana.
Durante la semana diversos cuentos
se escucharon sobre apariciones misteriosas, como la de una luz brillante
pequeña que se veía en el horizonte y este que por momentos se acercaba pareciéndose
una bola de fuego rojiza que dejaba impresionado a quienes se encontraban con el. Algunos de los ancianos
mas viejos del pueblo comentaban que era “El Farolou”, una bola de fuego que se
transformaba de varios aspectos y que solo el que se burlaba de el, terminaba
mal.
Faltaba poco para que Domingo Gómez
llegara a su casa, cuando comienza a ver una pequeña luz brillante en el
horizonte oeste de la carretera, esto por momentos no parecía llamarle la
atención al hombre, que no se imaginaba lo que la noche le aguardaba. Luego de
un minuto la pequeña luz que en el horizonte se veía se tornaba cada vez mas
cerca en forma de una bola de fuego. Domingo Gómez sin importar aquellos
comentarios y consejos de los viejos del pueblo de los que tanto se comento
durante la semana, exclamo varias frases poco recomendadas:
¡Cualquiera que sea el pedazo de
loco que intenta asustarme, salga para caerle a coñazos!.
¡Salga pues cobarde!... ¡ Y si es el
famoso Farolou salga pá que nos echemos unos palos, si no sale e un flojo y me
tiene miedo!.
Apenas terminaba de decir tales
palabras, Domingo Gómez siente un intenso calor detrás de el, este al voltearse
y ver semejante espanto, hecho un fuerte grito que hasta personas que Vivian en
las casas mas apartadas del caserío lo escucharon, rompiendo con el silencio
que había reinado durante la noche. Estaban sentados Don Ramón y Doña Bernarda
en el corredor de su casa preocupados por la hora que era y nada que aparecía
Domingo, al escuchar aquel grito estremecedor corrieron rápidamente al lugar
acompañados de algunos vecinos, al llegar al lugar se encuentran al joven
tirado en el medio de la vía, privado aun, su rostro parecía haber sido quemado
con brasa y los ojos con la mirada perdida.
Todos al ver aquella asombrosa
escena, rápidamente supieron que se trataba del Farolou. Desde ese día, domingo
Gómez mas nunca salió de noche y como todos aquellos que se han encontrado con
el Farolou jamás quiso hablar sobre tal espanto.
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