LA SANTICA
(Historia Mitológica de la Santica que
se encuentra en el Golfete de Cuare)
Fotografia Aleida Serrano
Era
una mañana radiante en el pequeño poblado de Chichiriviche en el Estado Falcón,
el canto de las aves cubría cada rincón del paisaje, los arboles apenas se
agitaban por la tranquilidad del viento y las aguas de la Bahía lucían como
espejo reflejando al inmenso cielo azul.
Como
siempre desde muy temprano los habitantes iniciaban con las labores del día a
día, la casería, la pesca, la recolección y el trueque eran parte de las
costumbres de aquellos que vivieron y que aun viven entre nosotros, los
Caquetíos, los llamados Hijos del Sol y los Ciparicotes guerreros de gran fama,
pertenecientes a los Caribes y primeros en enfrentar con valentía al imperio
español. Todo parecía tranquilo y calmado, pero al otro lado del poblado en las
tranquilas aguas del Golfete de Cuare nadie se imaginaba lo que sucedería ese
día.
Dos
frentes de batalla de tribus hermanas alistaban sus arcos, flechas, y lanzas
para enfrentarse entre si y pelear por el territorio. Encontrándose listos
ambos frentes en el Golfete de Cuare. Se dio inicio al conflicto y la violencia
se describía en las teñidas aguas del lago por el derrame de la sangre de los
guerreros. Habían pasado unos pocos minutos cuando de pronto una extraña brisa
huracanada y un ardiente e incandescente sol que parecía precipitarse al lugar
detuvo el sangriento conflicto. Los guerreros con rostros de asombro pero con
mucho temor piensan que es su Dios Sol y que viene a castigarlos por tal situación,
algunos inclinan sus cabezas en señal de respeto y adoración. En un abrir y
cerrar de ojos una mágica luz destellante baja de lo alto y en medio de ella
una hermosa mujer vestida de blanco, camina por la superficie del agua y
abriendo sus brazos, exclama: ¡hijos míos… hermanos de una misma familia, la
tierra por el que están peleando les pertenece a todos, juntos con sus
riquezas. Ya no habrá mas conflictos entre ustedes y todo cuanto haya en estas
tierras deberán compartirlas animales del monte, peces, aves, plantas y la rica
sal. Hoy como señal de hermandad me quedare en lo alto de la montaña para
bendecirlos con mi amor de generación en generación y con la sangre de vuestros
hermanos marcare mi lugar como símbolo de nuestra alianza.
Desde
ese momento la hermandad reino entre los pueblos aborigenes y el comercio fue
prospero. Aun continúa la hermosa mujer
bendiciéndonos con su amor y brindando salud desde lo alto del Cerro de
Chichiriviche y allí estará por siempre “LA SANTICA”.
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