EL
FAROLOU
Autor.
Frank jhonattan Weffer Vasquez.
Sucedió
muchos años atrás en un pequeño caserío llamado Flamenco al oeste del pueblo de
Chichiriviche, la luz artificial aun no había llegado en la comunidad y esa
noche parecía mas oscura de lo normal, no se veía ni un alma y el silencia era
temerosa.
El
pueblo de Chichiriviche quedaba a unos cinco kilómetros del caserío por los que
los trabajadores acostumbraban marcharse antes de caer la noche, había también
unos bares con muchachas muy bonitas que solían atender a los clientes muy
bien, era inevitable que los días viernes después del trabajo los hombres de la
región acudieran para tomarse unos palitos de aguardiente y pasar un rato
agradable, otros en cambio entre copas y copas llegaban al extremo de
emborracharse.
Ese
día fue el caso de Domingo Gómez, que luego de tomarse varias copas lo agarro
la noche y decidió marcharse a su casa, algunos amigos y compadres que
compartían con el, le gritaban de una
manera burlista ¡Compadre que le pasa ya esta borracho! ¡No se valla mi amigo
que ya vienen las mujeres!, haciendo caso omiso, recogió sus cosas y se marcha
acompañado solo con una carterita de aguardiente que había comprado en la
mañana.
Durante
la semana diversos cuentos se escucharon sobre apariciones misteriosas, como la
de una luz brillante pequeña que se veía en el horizonte y este que por
momentos se acercaba pareciéndose una bola de fuego rojiza que dejaba
impresionado a quienes se encontraban
con el. Algunos de los ancianos mas viejos del pueblo comentaban que era “El
Farolou”, una bola de fuego que se transformaba de varios aspectos y que solo
el que se burlaba de el, terminaba mal.
Faltaba
poco para que Domingo Gómez llegara a su casa, cuando comienza a ver una
pequeña luz brillante en el horizonte oeste de la carretera, esto por momentos
no parecía llamarle la atención al hombre, que no se imaginaba lo que la noche
le aguardaba. Luego de un minuto la pequeña luz que en el horizonte se veía se
tornaba cada vez mas cerca en forma de una bola de fuego. Domingo Gómez sin
importar aquellos comentarios y consejos de los viejos del pueblo de los que
tanto se comento durante la semana, exclamo varias frases poco recomendadas:
¡Cualquiera
que sea el pedazo de loco que intenta asustarme, salga para caerle a coñazos!.
¡Salga
pues cobarde!... ¡ Y si es el famoso Farolou salga pa que nos echemos unos
palos, si no sale e un flojo y me tiene miedo!.
Apenas
terminaba de decir tales palabras, Domingo Gómez siente un intenso calor detrás
de el, este al voltearse y ver semejante espanto, hecho un fuerte grito que
hasta personas que Vivian en las casas mas apartadas del caserío lo escucharon,
rompiendo con el silencio que había reinado durante la noche. Estaban sentados
Don Ramón y Doña Bernarda en el corredor de su casa preocupados por la hora que
era y nada que aparecía Domingo, al escuchar aquel grito estremecedor corrieron
rápidamente al lugar acompañados de algunos vecinos, al llegar al lugar se
encuentran al joven tirado en el medio de la via, privado aun, su rostro
parecía haber sido quemado con brasa y los ojos con la mirada perdida.
Todos
al ver aquella asombrosa escena, rápidamente supieron que se trataba del
Farolou. Desde ese día, Domingo Gómez mas nunca salió de noche y como todos
aquellos que se han encontrado con el Farolou jamás quiso hablar sobre tal
espanto.
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