martes, 11 de agosto de 2015

Ensayos: La Guardiana de la Hermandad


La Guardiana de la Hermandad
Autor: Frank Jhonattan Weffer Vásquez

          Era una mañana radiante en el pequeño poblado de Chichiriviche en el Estado Falcón, el canto de las aves cubrían cada rincón del paisaje, los arboles apenas se agitaban por la tranquilidad del viento y las aguas de la Bahía lucían como espejo reflejando al inmenso cielo azul. Como siempre desde muy temprano los habitantes iniciaban con las labores del día a día la casería, la pesca, la recolección y el trueque eran parte de las costumbre de aquellos que vivieron y que aun viven entre nosotros, los Caquetíos, los llamados Hijos del Sol y los primeros en enfrentar con valentía al imperio español. Todo parecía tranquilo y calmado, pero al otro lado del poblado en el Golfete de Cuare nadie se imaginaba lo que sucedería ese día.

          Dos frentes de batalla de tribus Caquetías y Ciparicotes alistaban sus arcos, flechas, y lanzas para enfrentarse entre si y pelear por el territorio. Encontrándose listos ambos frentes en el Golfete de Cuare. Se dio inicio al conflicto y la violencia se describía en las teñidas aguas del lago por el derrame de las sangre de los guerreros. Habían pasado unos pocos minutos cuando de pronto una extraña brisa huracanada y un ardiente e incandescente sol que parecía precipitarse al lugar detuvo el sangriento conflicto. Los guerreros con rostros de asombro pero con mucho temor piensan que es su Dios y que viene a castigarlos por tal situación, algunos inclinan sus cabezas en señal de respeto y adoración. En un abrir y cerrar de ojos una mágica luz destellante baja de lo alto y en medio de ella una hermosa mujer vestida de blanco, camina por la superficie del agua y abriendo sus brazos, exclama: ¡hijos míos… hermanos de una misma familia, la tierra por el que están peleando les pertenece a todos juntos con sus riquezas. Ya no habrá mas conflictos entre ustedes y todo cuanto haya en estas tierras deberán compartirlas animales del monte, peces, aves, plantas y la rica sal. Hoy como señal de hermandad me quedare en lo alto de la montaña para bendecirlos con mi amor de generación en generación y con la sangre de vuestros hermanos marcare mi lugar como símbolo de nuestra alianza!.

          Desde ese momento la hermandad reino entre los pueblos Caquetíos y el comercio fue prospero. Aun continua  la hermosa mujer bendiciéndonos con su amor y brindando salud desde los alto del Cerro de Chichiriviche y allí estará por siempre “LA SANTICA”.

 

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