Hipólita y Matea, las dos
mujeres que forjaron los primeros pasos de Simón Bolívar
Foto: gris-sehlita.blogspot.com
(Caracas,
24 de julio. Noticias24) – En la época de la colonia venezolana, los
distinguidos “blancos criollos” tenían a su servicio esclavos
afrodescendientes. En las familias coloniales se destacaban por su amor y
cuidado las mujeres, Hipóplita y Matea forjaron los primeros pasos del gran
Héroe de la Patria.
La madre del Libertador, Doña María de la Concepción Palacios, dio a luz al
futuro Grande Hombre, el 24 de julio de 1783 en horas de la noche. Siendo éste
su cuarto hijo del matrimonio Bolívar-Palacios, lo antecedía el 1º de noviembre
de 1777, María Antonia, considerada “La Criolla Principal”; luego Juana
Nepomucena quien había nacido el 16 de mayo de 1779 y Juan Vicente para el 30
de mayo de 1781.
La madre del Libertador se encontraba en grabe estado de salud y sin
capacidad de amamantar al pequeño, para aquellos tiempos fue
amamantado el niño Bolívar por Ines Mancebo de Miyares, nacida en Santiago de
Cuba, esposa de Fernando Miyares, oriundo de la misma ciudad, Gobernador de Barinas,
fundador de San Fernando de Apure y capitán general de la provincia de
Venezuela.
Pues había recién parido de Úrsula, quien fue la esposa del general realista
Ramón Correa. Posteriormente había nacido el negro Dionisio, de Hipòlita, quien
se convertiría en la madre nodriza, destinada a completar la lactancia del niño
Simón y encargarse de sus primeros pasos.
Luego ésta al cesar de producir su leche materna,
según historias y
crónicas de época, al pequeño Simoncito lo alimentaba con leche fresca
de las vacas que pastaban en el patio trasero de la casa.
Para
1786, muere Don Juan Vicente Bolívar y la responsabilidad de la familia recae
en Doña María, quien por su elevado compromiso se reciente con la salud y
enferma de tuberculosis, llegando a fallecer el 6 de julio de 1792, cuando
Simón apenas contaba nueve años.
Simón fue
confiado a su tío don Esteban Palacios y Blanco, pero como se encontraba en
España, permaneció bajó custodia de su tío Don Carlos Palacios, quien
era de fuerte carácter y comúnmente se ausentaba de Caracas y Simón quedaba al
cuidado de la servidumbre, es aquí cuando aparece la Negra Matea quien se
transformó en compañera de juegos de Simón.
Es así
como la Negra Hipólita criará a Bolívar como su propio hijo, con el afecto de
madre, hecho que el propio Libertador reconocerá años después. Hipólita no sólo
amamantó a Bolívar, también lo alimentó espiritualmente con oraciones,
enseñanzas y consejos, además de acompañarlo en algunos campos de batallas por
la independencia de Venezuela.
La vida de Matea con Simón Bolívar
Matea
había nacido en San Juan de Tiznados, estado Guárico, el 21 de septiembre de
1773, cuando era muy joven vivió en el Hato El Totumo en San Mateo propiedad de
los Bolívar y era encargada de la labores domésticas de la Hacienda.
Al contar
con doce años, Matea fue llevada a Caracas en 1785 como aya del niño Simón, quien contaba con 2 años de
edad, de inmediato se transformó en compañera de juegos y apoyo de su educación
inicial, llegando a ser una especie de primera formadora del Libertador.
En
reconocimiento pleno a su gesta familiar y apoyo infinito al Padre de la Patria
y la familia Bolívar-Palacios, los restos de las dos negras esclavas, liberadas
por Bolívar, Hipólita y Matea, fueron trasladados desde el Cementerio General
del Sur al Panteón de los Bolívar en la Catedral de Caracas, el 31 de julio de
1975.